"Nadie sabía muy bien que hacer. Se derramó mucha sangre. Todavía la siento caliente, en mi piel, derramada la sangre de otros y mía, en mi carne, sobre mi piel.
Lo curioso, -lo que más miedo me daba- era lo que sucedía
dentro de esa caja, de cristal. Adentro de esa caja de vidrio te endulzaban. Te
hacían creer que estaba todo bien –que
todo bien- … habían juegos y ganabas cosas… hasta que eso, hasta que eso
también cayó, obvio, no iba a aguantar mucho más. Fue terrible."
Me quiebro, me recompongo.
Me sacudo, me sacudís.